La vuelta de vacaciones es dura de por sí, pero cuando vuelves de Galicia el trauma se agudiza con especial crudeza. Este verano hemos pasado 15 días en Palmeira, un pequeño pueblo de pescadores perteneciente al Concello de Ribeira, en la costa norte de la ría de Arousa. Perteneciente a La Coruña y situado en el extremo oeste de la comarca de Barbanza, el Concello de Ribeira está bañado por la Ría de Arousa por el sur y por el Océano Atlántico por el norte y el oeste.
Este es uno de esos lugares en los que poder perderte durante semanas, meses, años… y no cansarte jamás. La tranquilidad que se respira en sus calles y sus playas, la calidez y hospitalidad de sus gentes y sus impresionantes parajes naturales inyectan paz y calidad de vida en vena a todo el que tiene la suerte de disfrutarlos durante, al menos, unos días.
Durante estos días hemos tenido muy buen tiempo. Prácticamente todo los días con cielos despejados con una temperatura de entre 24 y 26 grados, perfectos para poder disfrutar de las numerosas y espectaculares playas de la zona.
En la costa atlántica enormes playas con oleaje, en la costa de la Ría de Arousa tranquilos arenales con el agua en calma.
Las comilonas han sido abundantes y de calidad. El marisco gallego siempre presente: mejillones, almejas, navajas, centollas, percebes… además del pulpo, los riquísimos pimientos de Padrón y las impresionantes empanadas caseras que venden en el pequeño supermercado de Palmeira. Todo ello, claro, regado con un buen vino Ribeiro o una refrescante Estrella Galicia.
Aparte de la calidad y la evidente frescura del producto, tengo que destacar el precio: baratísimo para lo que estamos acostumbrados la mayor parte de nosotros.
Como siempre, entre estas líneas os cuelgo fotografías del reportaje fotográfico que hice durante esas dos semanas.
Sobre todo hago especial hincapié en la costa del concello, las vistas desde varios de los múltiples miradores que hay en la zona y también os muestro varios lugares espectaculares muy cerca del propio Concello de Ribeira como, por ejemplo, las piscinas naturales del Rio Pedras en la Pobra do Caramiñal o el Castro de Baroña en Porto do Son.
Espero que disfrutéis de las fotografías y os recomiendo que descubráis por vosotros mismos este tesoro de la costa atlántica gallega.
Nuestros agradecimientos a mi primo Rafa por recomendarnos este lugar y a Andrés por enseñárnoslo.
Un saludo!